Los pilares de la evolución tecnológica de los analizadores de muestras biológicas enfocados a los laboratorios de análisis clínicos siempre fueron dirigidos a la alta demanda, la innovación en la metodología analítica y el diseño aleatorio, o sea, con foco total en las grandes instituciones de salud, cuantos más exámenes realiza, menores son los costos y la optimización de equipamientos, profesionales y estructura.

La unidad de salud de pequeño volumen siempre dependió de otra institución para obtener los resultados de los exámenes laboratoriales hasta que la industria del diagnóstico in vitro notó una demanda reprimida pero representativa en el ecosistema de salud.

Entonces surgieron los primeros equipamientos point of care, del inglés, punto de cuidado, en algunos países como Estados Unidos están presentes en las instituciones de salud hace casi 20 años.

Estos instrumentos son de pequeño porte, muchas veces, portátiles de fácil manipulación por parte del profesional de salud, son capaces de realizar los mismos exámenes laboratoriales que los equipamientos tradicionales, sin embargo, de forma simple y rápida, al lado de la camilla, cerca del paciente. Recordando que, en este caso, se procesan pocas muestras por hora, diferente de los equipamientos tradicionales.

Al comparar el tiempo de liberación de los exámenes, se vuelve evidente el beneficio de implementar servicios con exámenes point of care: los exámenes procesados dentro del laboratorio demoran 2 horas para estar listos debido a la complejidad del procesamiento de las muestras, mientras que en point of care llevan de 2 a 15 minutos en promedio.

En muchas instituciones de salud, las muestras necesitan ser transportadas al laboratorio, lo que aumenta mucho el tiempo de espera, que puede llegar a 12 horas o hasta algunos días, generando la insatisfacción del paciente, una cama ocupada esperando la resolución médica, costos indirectos y principalmente baja eficiencia operacional.